La leyenda del Guatin




Por: Claudio Cif.

Takatur



Cuenta mi tata-abuelo que el abuelo de su abuelo decía que antaño, en otros tiempos, las cosas eran muy distintas; el salar entonces era un mar donde vivían enormes criaturas imposibles de imaginar.


En tierra la cosa tampoco era tan igual; vivían grandes mastodontes y tigras dientes de sable, y hasta un milodón podías encontrar.


La puna estaba re-linda, árboles, bosques, lagos y ríos por doquier, y todos los animales viviendo en completa paz.


Un poco más lejos, en el desierto, que comienza abajito de la puna no mas, la cosa no era igual; Zorros, Quirquinchos, Lagartijas y Cactus el sol debían soportar sin una brisa de viento que los hiciera refrescar.


Un día oyeron a unos pájaros viajeros, que arriba en la puna la alegría brillaba sin parar, que todos vivían tranquilos, con agua, sombra y comida, y sobretodo con mucha paz.


Entonces, decidieron los cactus, hacia la alta puna emigrar y comenzaron a andar. Pero su marcha era lenta y fatigosa, y por donde pasaban nada quedaba ya.


Los habitantes de la puna comenzaron a preguntar:


¿ Qué pasará con nosotros, si esos brutos grandes y picudos hasta aquí pueden llegar?


-de seguro arrasarán. Debemos impedirles nuestra hermosa puna alcanzar.


¿pero como los detendremos? Ellos son miles y pican hasta matar


-Yo soy fuerte y grande, dijo el mastodonte- no los dejaré pasar


- pero ellos son miles, y ustedes poco más de un par.

Si insisten con esto de seguro se extinguirán


- El tigre dientes de sable dijo: mi rugido es fuerte y temible. Rugiré tan fuerte que los haré escapar.


- El Puma y el jaguar ya lo intentaron, viejo amigo,y bien sabes lo mal que están.
Entonces la cola de zorro dijo:“nosotras los haremos parar.”


¿Y como lo conseguiréis, si sois esbeltas y frágiles hasta no poder mas?


-No estéis tan seguros de eso, respondieron,” estos cactus son machos y sabremos bien como hacerlos reaccionar”.


Fueron tan seguras sus palabras, que nadie dudo en aceptar y las hermosas colas comenzaron a bajar, y a una quebrada en el limite del desierto y la puna, se fueron a ganar.
Esperaron y esperaron, varios días , o tal vez mas, con la paciencia de quien quiere su vida salvar.


Hasta que un dia se siente toda la tierra temblar. Entonces aparecen, sobre el cerro al costado sur de la quebrada. Eran Miles y muchos mas. Tantos que parecía que el sol se había ido a acostar.


Entonces, con la ayuda del hermano viento, las colas de zorro comenzaron a bailar, y con la música del viento en las cañas, se formo un espectáculo digno de admirar.
Y ahí quedaron los cactus, embelezados y atónitos, sin saber como atinar.
Hasta que un cactus joven y un poco tonto dijo: Basta, es una trampa, nos quieren engañar.
Y con la prepotencia del que aun no ha vivido se lanzo contra las cañas mas cercanas, queriendo atravesar. Ellas lo abrazaron con sus hojas tan finas y delicadas, como filosas y cortantes e hicieron todo su cuerpo sangrar.


Mientras tanto las colas con sus penachos los comenzaron a acariciar, y era tan deliciosa la caricia que los cactus se dejaron dominar. Y la caña mas vieja dijo “si quieren mas de nuestras caricias, ahí mismito se tienen que plantar.


Y ahí están hasta hoy, plantados en la quebrada viendo las colas de zorro día tras día bailar para ellos y noche tras noche acariciándolos hasta no poder mas.


Por eso, si Usted pasa en noches de luna llena, por un lugar llamado Guatin y siente murmullos de placer, sabrá que son los cactus extasiados de tanto amar…..


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